Joe LaBrava by Elmore Leonard

Author:Elmore Leonard
Language: es
Format: mobi
Tags: thriller
ISBN: 8440680597
Publisher: Ediciones B
Published: 1997-12-31T23:00:00+00:00

Habían pasado ante el Della Robbia y ante el Cardozo, para aparcar en la calle al otro lado del Cavalier, en el lado de Ocean Drive correspondiente a la playa. Nobles había reducido su tamaño a una posición casi fetal en el asiento delantero, con la cara apretada contra el borde interior del respaldo para poder mirar a través de la oscura ventanilla posterior y ver el Della Robbia, con el grupo de ancianas sentadas en hilera en el porche.

Cundo Rey dijo:

—No tenemos aire, hombre. ¿Y si abriera sólo un poquitín?

Nobles no contestó. Al cabo de un momento una ráfaga de aire salino tocó su cara y le sentó muy bien. Extendió la mano detrás de él y abrió la ventanilla de su lado unos pocos centímetros. Sí, eso era mejor.

—Todavía no quiero verla. Hasta que estemos preparados. ¿Me has entendido?

—Claro —contestó Cundo, aunque distaba de estarlo.

¿De qué serviría hacerle preguntas? Nobles estaba actuando de un modo muy extraño.

—Lo que pretendo es entrar aquí para verla. Mejor dicho, para ser visto con ella. ¿Me sigues? Será mejor que esperemos hasta que salga él.

Llevaban aparcados allí más de media hora. Cundo no lograba creerlo: Nobles se mostraba cauteloso, no quería entrar allí y conseguir las fotos de aquel tipo, coger al tipo entre sus manos y arrojarlo por una ventana si era lo bastante alta. Le hubiera gustado ver a ese tipo a la luz, verle bien. No, no parecía que el tipo asustara a Nobles, pero el hecho de haber visto aquellas fotos suyas lo había cambiado; no parecía saber lo que estaba haciendo.

—Si ese tío trabaja —dijo Cundo—, ¿por qué habría de estar aquí?

Nobles no contestó, no sabía nada..., luego, ¿de qué servía hacerle preguntas?

—No me gusta ese lugar donde vivo, el La Playa —explicó Cundo—. Voy a trasladarme.

La razón de que vivieran en hoteles diferentes era que Nobles había dicho que no se les debía ver demasiado juntos. Él había preguntado el porqué y Nobles había contestado que porque sí. Esta fue su respuesta. Porque sí.

—Voy a encontrar un buen lugar y trasladarme desde West Palm. ¿Y tú? ¿No quieres trasladarte también?

Nobles no escuchaba, estaba enderezándose junto al respaldo del asiento, estirando el cuello, diciendo:

—Mírala, ahí está.

Cundo tuvo que oprimir su cara contra la ventanilla lateral, para ver.

—¿Ésa es la estrella de cine? Hombre, pues es muy guapa. ¿Y quién es ese vejestorio?

—Debe de ser el que le ha dado albergue, el que fue a buscarla.

Nobles les vio cruzar la calle como si se dirigiesen a la playa con sus ropas inadecuadas, pero pronto se detuvieron. Vio que el anciano abría la puerta de un coche y entraba en él, mientras Jean Shaw lo rodeaba para abrir la del otro lado. Iban a algún lugar. Sólo ella y el viejo.

Nobles tuvo una idea, y exclamó:

—Se largan..., ¡apéate! Yo me quedo en el coche, nos encontraremos más tarde.

—¿Quieres llevarte este coche?

La cabeza de Nobles giró al pasar el Mercedes junto a ellos.

—Vale, apéate.

—Hombre, pero si éste es mi coche.

Nobles dijo:

—Oye, morenito.

Download

Copyright Disclaimer:
This site does not store any files on its server. We only index and link to content provided by other sites. Please contact the content providers to delete copyright contents if any and email us, we'll remove relevant links or contents immediately.