Los Cantos De Hyperion/3 by ENDYMION

Los Cantos De Hyperion/3 by ENDYMION

Author:ENDYMION
Language: es
Format: mobi
Published: 2009-04-18T22:00:00+00:00


«El segmento del río correspondiente a Mare Infinitus es un grato aunque breve interludio entre pasajes más recreativos», decía la Guía del viajero para la Red de Mundos.

Los tres nos agachamos junto a la losa para leer la página a la luz de nuestro último farol. La lámpara era redundante, en verdad, porque el claro de luna era tan brillante como un día nublado de Hyperion.

«El color violáceo de los mares es causado por una forma de fitoplancton y no por la dispersión atmosférica que brinda al viajero tan bellos ponientes. Aunque el interludio de Mare Infinitus es muy breve —cinco kilómetros de viaje oceánico es suficiente para la mayoría de los que recorren el río— incluye el célebre Acuario Marítimo y Restaurante de Gus. No deje de pedir la gigante marítima asada, la sopa de hectaopus y el excelente vino de hierbamarilla. Cene en una de las terrazas de la plataforma oceánica de Gus para disfrutar de un exquisito atardecer y el aún más exquisito despuntar de la luna. Aunque este mundo es célebre por sus desiertas extensiones oceánicas (no tiene continentes ni islas) y su agresiva fauna marítima (el "leviatán boca de lámpara", por ejemplo), verifique si su buque permanecerá dentro de la Corriente del Litoral Medio de portal a portal, y sí tendrá escolta marítima, de manera que su breve intervalo acuático, coronado por una excelente cena en Gus, sólo deje recuerdos gratos. (Nota: El segmento de Mare Infinitus del Tetis será omitido de la excursión si hay tiempo inclemente o la fauna marítima es peligrosa. Esté preparado para visitar este mundo en una excursión posterior.)»

Eso era todo. Le devolví el libro a A. Bettik, apagué la lámpara, fui al frente de la balsa y escudriñé el horizonte con amplificadores de visión nocturna. Las gafas no eran necesarias bajo la brillante luz de las tres lunas.

—El libro miente —dije—. Podemos ver al menos veinticinco kilómetros hasta el horizonte. No hay otro portal.

—Tal vez se desplazó —dijo A. Bettik.

—O se hundió —dijo Aenea.

—Ja —dije, guardando las gafas en mi mochila y sentándome con los otros cerca del tubo calefactor. El aire estaba frío.

—Es posible —dijo el androide— que, al igual que en los demás segmentos del río, haya una versión larga y otra corta de esta sección.

—¿Por qué siempre nos tocan las versiones largas? —pregunté.

Estábamos preparando el desayuno, hambrientos después de la larga noche de tormenta en el río, aunque las tostadas, el cereal y el café parecían más un bocado de medianoche en el mar iluminado por la luna.

Pronto nos habituamos al vaivén de la balsa en las grandes olas y ninguno sufrió mareos. Después de mi segunda taza de café, me sentí mejor. Algo en la guía había despertado mi sentido del absurdo, pero no me gustaba esa alusión al «leviatán boca de lámpara».

—Estás disfrutando de esto, ¿verdad? —me dijo Aenea cuando nos sentamos frente a la tienda. A. Bettik estaba detrás, en el timón.

—¿Porqué? —Alcé las manos—. Es una aventura. Pero nadie ha salido lastimado.

—Creo que faltó poco, en esa tormenta.



Download



Copyright Disclaimer:
This site does not store any files on its server. We only index and link to content provided by other sites. Please contact the content providers to delete copyright contents if any and email us, we'll remove relevant links or contents immediately.