Heq by Jorn Riel

Heq by Jorn Riel

Author:Jorn Riel
Language: es
Format: mobi
Tags: Prehistoria, Novela Dramática
ISBN: 9788425333507
Published: 2011-07-01T22:00:00+00:00


La noticia de la muerte de Orulo se extendió en seguida. Heq intentó combatir su dolor tal y como su maestro le había enseñado. Pasó toda la noche sentado en la tienda, creando cantos en su cabeza y los que compartían casa con él sabían que era Qarrtsiluni, el tiempo en el que se esperaba que algo se quebrara. El canto nacía de la calma, y se elevaba como una burbuja en el mar para quebrarse al alcanzar la superficie.

Pero esta calma no era como ellos pensaban. En el interior de Heq, el deseo de matar y el odio se batían con la sabiduría. La ira le recorría el cuerpo, y ni con los cantos podía contenerla. Cogió el cuchillo de diente de castor que en una ocasión le había quitado a Tewee-soo y que más tarde había sido de Pukiq y salió hacia la tienda de Attunga. No había nadie afuera, pero todo el mundo lo vio.

Lo esperaban. Attunga y sus hermanos estaban preparados con sus armas. Pero su miedo era tan grande que, de todas formas, Heq les sorprendió al entrar en la tienda. En seguida vieron que estaba poseído. Tenía la mirada ausente; los ojos, ciegos para la vida, no veían sino a la muerte. Ikaq y Nilaq se acobardaron y sus golpes de hacha no tenían fuerza ni peligro. Ikaq, el hermano más joven, apenas se dio cuenta cuando el cuchillo de Heq le perforó el cuello. Cayó al suelo gorgoteando mientras la sangre salía a borbotones de la herida. Nilaq lanzó la pesada hacha de piedra hacia la cabeza de Heq y salió corriendo de la tienda pasando por delante de él. El hacha pasó por encima de la cabeza de Heq, rozándola, y éste, en silencio, se abalanzó sobre Attunga, que se había quedado paralizado por el miedo, con la lanza alzada. De un golpe, hundió la pesada arma en el muslo de Heq, donde la frenó el hueso que tiene forma de cuenco.

Sin emitir sonido alguno, Heq se sacó la lanza y la tiró al suelo. Luego agarró la larga melena de Attunga y tiró de él hacia atrás, doblándolo como un arco. Con un corte rápido en el estómago descubierto, lo abrió en canal y sus entrañas comenzaron a salir. Attunga gritó. Consiguió soltarse y se replegó sobre sí mismo, poseído por un dolor demencial. Heq lo volvió a agarrar por el pelo, lo sacó a rastras de la tienda y, ya fuera, lo arrojó al suelo. Attunga siguió gritando. Con ambas manos, trataba de volver a recuperar sus entrañas sin conseguirlo.

Sus gritos hicieron acudir a las personas, que se reunieron en torno al moribundo, hablando en voz baja para no molestar a Heq.

No fue hasta que el sol alcanzó el horizonte cuando la rigidez se apoderó de Attunga. Sus manos resbalaron de su vientre y sus pupilas desaparecieron bajo los párpados, dejando visible sólo el blanco. Entonces, Heq se levantó. Volvió a la tienda de Attunga y mató a la mujer y a los dos niños con el cuchillo de diente de castor.



Download



Copyright Disclaimer:
This site does not store any files on its server. We only index and link to content provided by other sites. Please contact the content providers to delete copyright contents if any and email us, we'll remove relevant links or contents immediately.