Michaelmas by Algis Budrys

Michaelmas by Algis Budrys

Author:Algis Budrys
Language: es
Format: mobi, epub, azw3
ISBN: 8473865847
Publisher: Ultramar Editores S.A.
Published: 1989-12-31T23:00:00+00:00


DIEZ

—Viola Hanrassy.

El avión seguía avanzando. — ¿Qué pasa, Domino? — Michaelmas se pasó las manos por la cara, dándose un masaje en los ojos con la punta de los dedos. Se apretó los oídos con el pulgar, intentando desatascar un poco sus trompas de Eustaquio.

—Ha llamado a Alien Shell. Quiere saber si había alguna forma de manipular el sistema de telemetría y comunicación vocal instalado en la nave de Norwood.

—Ah. — Shell trabajaba en el Laboratorio de Investigación Electrónica del MIT —. ¿Para cuándo quiere la respuesta?

—Dentro de una hora.

—Da la impresión de que alguien le ha contado ciertas cosas y la Hanrassy quiere verificarlas, ¿no?

—Exactamente.

—Sí. — Las comisuras de sus labios se tensaron, tirando de la piel. Pensó en Shell: un hombre bajito y nervudo con una larga cabellera y un poco de tripa, yendo de un lado a otro de su apartamento y preparándose el café del desayuno. Lo más probable era que lo tomase con leche, buscando los ingredientes y manejando la cafetera con cierta torpeza, y se tomaría la segunda taza en el cuarto de baño. Estaría sentado en el retrete con los ojos cerrados, bebiéndolo a sorbitos, hablando consigo misino y canturreando en voz baja con los labios algo apretados, y cuando hubiese terminado se levantaría, iría hasta su teléfono, le explicaría a Viola Hanrassy dos o tres maneras indetectables para manipular ese sistema, colgaría el auricular, llevaría la taza vacía y el plato a la cocina y, muy probablemente, alguno de los dos acabaña cayéndosele al suelo. Michaelmas y Shell habían sido compañeros de clase. Shell había sido uno de los estudiantes del Instituto Tecnológico de Illinois que interceptaron y descifraron los mensajes de la policía de Chicago a finales de los años 60, pero de eso hacía mucho tiempo —. Bien... — Michaelmas miró hacia abajo. Túnez se había vuelto mucho más grande pero no se veía tan claro como antes: ahora quedaba a la derecha. La costa de África se alejaba de ellos, yendo hacia Libia, por lo que aún estarían cierto tiempo sobrevolando el agua, pero ya faltaba poco para Cité d'Afrique. Miró su reloj y pensó que tomarían tierra hacia las dos, hora local.

—La entrevista con Norwood ha terminado — dijo Domino —. Campion volvió a repetir su truquito unas cuantas veces. El programa va a ser toda una bomba.

—Sí — dijo Michaelmas con voz pensativa —. Sí, supongo que lo será. — Vio abrirse la puerta de la salita. El cámara y Clementine cruzaron el umbral. Clementine iba con la cabeza gacha, los labios retorcidos en una leve sonrisa irónica. Se instaló en un asiento vacío, al lado de su cámara, y no miró ni una sola vez hacia el otro extremo del pasillo.

Campion y Frontiere estaban de pie ante la puerta de la salita, hablando. Campion le estaba dando las gracias a Frontiere y a Norwood, que permanecía detrás de éste.

Frontiere no parecía estar demasiado contento. Cuando Campion se dio la vuelta para ir hacia el pasillo Frontiere cerró rápidamente la puerta de la salita, no dejando salir a Norwood.



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