Love Trainer by Llewellyn Julia

Author:Llewellyn, Julia [Llewellyn, Julia]
Format: epub
Published: 2010-02-10T14:10:44+00:00

preocupes por mí. Voy a tomarme un Valium. Si no me parece que no podré pegar ojo.

Ronan pensó que podía irse a casa, pero estaba demasiado cansado. Oyó a Suzy que sacaba una pastilla de un bote y beber un trago de agua.

—¿Crees que te conviene con toda la cocaína que has tomado?

—¡Oh, vete a la mierda!

Cuando despertó, hacia las once de la mañana, ella dormía profundamente, con el rostro oscurecido por el rímel de Gucci.

Se levantó de la cama sigilosamente, se puso su ropa y pensó en dejar una nota, pero decidió que no tenía sentido y se fue.

La vuelta a casa fue un largo y sudoroso trayecto en metro en la línea norte. Cuando llegó, se duchó, se tomó un zumo de naranja y se hizo un ovillo liado en una toalla delante del televisor.

Cuando empezaba a sentirse mejor, la puerta se cerró de un portazo.

—¡Hola! —Era Katie, cargada con una gran bolsa—. ¿Has pasado buena noche?

—le preguntó con una sonrisa afectada.

—No ha estado mal —contestó él con desgana, evitando mirarla a los ojos.

—Vamos —rio ella, tirándose en el sofá junto a él—. ¡Cuenta! ¿Te acostaste con ella?

—Sí. —Los ojos de Ronan siguieron clavados en el televisor.

—¿Y? —Ante aquella nueva emoción, Katie se olvidó de Paul. Siempre ocurría igual: aquella parte de sus recuerdos era algo desagradable donde no le gustaba pasar demasiado tiempo. Era como rascarse una costra. Cuando la quitabas, la herida parecía tan reciente como siempre. Era mejor no empeorar las cosas e implicarse en las vidas de los demás.

—¡Venga! —dijo ella tratando de animar a su cohibido compañero de piso.

—Bueno, pues estuvo bien. Pero no creo que vuelva a verla.

—¡Ronan! —Katie estaba sorprendida, pero complacida. Aquel era Ronan, que se enamoraba locamente de cualquier chica con solo bailar con ella un momento en la discoteca. Ronan diciéndole que acababa de tener una aventura de una noche.

—Eres un rompecorazones —dijo riendo tontamente. Y entonces recordó—. Aunque tampoco debe de ser tan difícil dejarla. Tiene novio.

—¿Ah, sí? —Lo que le faltaba, un imbécil aporreando su puerta.

En ese momento empezó a sonar «Waltzing Matilda».

—Mierda. Es el de Rebecca.

Katie puso su mochila boca abajo: un teléfono fijo, varios cables, un Psion y un móvil cayeron al suelo. Katie cogió este último.

Una llamada perdida.

Suzy.

Katie trató de no sonreír. Seguramente llamaba a Rebecca para pedirle el teléfono de Ronan.

Cuando acababa de entrar en la cocina, el teléfono volvió a sonar. 121.

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