Muerte en Estambul by Petros Márkaris

Muerte en Estambul by Petros Márkaris

Author:Petros Márkaris
Language: es
Format: mobi
Published: 2009-10-29T23:00:00+00:00


[18] para que a Safó le fueran perdonados los pecados.

María necesita el perdón de sus pecados mucho más que Safó, aunque ellos no lo saben. A primera vista, no parece que les haya pasado nada, porque estos vejestorios habrían caído redondos. La empanada de queso no contenía veneno, como tampoco lo contenía la empanada de Efterpi Lasaridu. No obstante, decido no arriesgarme y preguntar al médico, para asegurarme de que realmente no hubo víctimas.

—¿Dónde puedo encontrar al médico? —pregunto.

—A estas horas, sólo en el hospital —me informa Kerémoglu.

—Gracias, me han ayudado mucho. Puede que vuelva si necesito más información.

—Aquí estaremos —afirma Kerémoglu.

—Y no le hemos ofrecido nada al pobre hombre —Sefertzidis cae en la cuenta demasiado tarde.

—Pues haberle invitado. ¿Por qué no le has invitado? —pregunta el otro con cara de pocos amigos.

—Aún no ha llegado mi paga de Sidney y voy un poco justo —explica Sefertzidis. Luego se vuelve hacia mí—: Tengo una hija en Australia. Nunca ha venido a verme pero me manda dinero.

—¡Serás ingrato! —estalla Kerémoglu—. La pobre Ioanna te estuvo rogando que fueras con ella. Tú te empecinaste en quedarte aquí. Y ahora la calumnias, ¡menudo necio!

Me despido a toda prisa y me dirijo al hospital, con la esperanza de encontrar algún médico que me confirme que los viejos no tuvieron ni el menor síntoma de intoxicación después de comerse la empanada de queso.

En el pasillo me topo con una mujer de mediana edad, una auxiliar.

—¿No sabrá por casualidad qué médico estuvo de guardia en el geriátrico el martes? —le pregunto.

—Un momento, consultaré a las enfermeras. —Vuelve un minuto después y me dice que fue el doctor Remzí—. Pregunte por él en el hospital.

Cuando me dispongo a salir, me llama Adrianí por el móvil para decirme que la señora Kurtidu les está enseñando el hospital.

—Esperadme, voy para allá.

Ya en el hospital, abordo a la primera enfermera con la que me cruzo en el pasillo.

—Perdone, ¿dónde puedo localizar al doctor Remzí?

—Pregunte en la oficina —responde indicándome una puerta.

En el despacho de los médicos hay cuatro hombres y una mujer, todos con bata blanca. Están charlando.

—Perdonen, ¿el doctor Remzí?

Intercambian unas palabras en turco y luego uno de los médicos me dice en un griego macarrónico:

—Doctor Remzí patología. Planta arriba.

Presiento que encontrar al doctor Remzí se convertirá en una pequeña odisea pero, por suerte, en el pasillo me topo con mi trío.

—¡Ríete tú del Hospital General de Atenas! —exclama Adrianí, impresionada con la visita—. Vale la pena ver este hospital. Te quedarás boquiabierto.

—Por el momento, me conformo con dar con la sección de patología. ¿Usted podría indicarme dónde está? —pregunto a la señora Kurtidu—. Me han dicho que arriba, pero no sé dónde exactamente. Busco a un médico que se llama Remzí.

—Está en la primera planta. Venga conmigo.

Subimos con la señora Kurtidu a la planta superior. Ella va en busca de una enfermera. Por fin, encontramos al doctor Remzí en una de las salas. Está inclinado sobre una paciente y le habla. Esperamos en la puerta a que termine y luego la señora Kurtidu se le acerca.



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