Stars by Kathryn Harvey

Stars by Kathryn Harvey

Author:Kathryn Harvey
Language: eng
Format: mobi
ISBN: 1596528737
Publisher: Turner Publishing Company
Published: 2012-05-02T04:00:00+00:00


25

Valle de San Fernando, 1961

«Para que un hombre se fije en ti —escribió Hannah—, tienes que ser seductora, y ser seductora

significa vestir bien». Se detuvo y contempló, a través de la ventana situada por encima de la mesa

de la cocina, a unos cuantos vecinos del edificio de apartamentos haciendo cabriolas en la piscina.

El aire del atardecer primaveral era tan suave como la mantequilla, y los solteros que vivían en aquel

complejo de cincuenta apartamentos solían reunirse en el patio central con sus packs de seis botellas

de refrescos y sus radios portátiles, dispuestos a entablar serias relaciones entre sí. Hannah estaba

tratando de escribir su sugerencia de moda semanal para Starlite, pero no lograba concentrarse. Para

ella también era primavera y sus pensamientos giraban in​cesantemente en torno a Alan Scadudo.

Hacia casi un año que había dejado su trabajo en Hallissell y Katz y había conseguido un empleo

mejor en McMasters and Sons; habían transcurrido exactamente once meses desde la última vez que

le viera. Le sorprendía que todavía le echara tanto de menos y que no pudiera quitárselo de la

cabeza. Mientras escribía una carta comercial o cortaba el cupón de un dividendo, se imaginaba a si

misma haciendo el amor con él y sintiéndole dentro de sí. Pero, como es natural, Hannah sólo podía

llegar todo lo lejos que su imaginación le permitía, pues, a pesar de tener casi veintitrés años, aún no

había mantenido relaciones sexuales con ningún hombre. Y no tenía ni idea de cómo era eso

realmente.

Por mucho que pensara en el sexo, no tenía a nadie con quien poder conversar sobre aquel tema,

No podía hacerlo con su madre, la cual había aceptado la delgadez de Hannah, pero ahora padecía

del corazón. Tampoco podía hablar con ninguna de sus múltiples primas, incapaces de guardar un

secreto. A veces se preguntaba si podría hablar con Philippa, la cual tampoco tenía novio. Pero

Philippa no pacería tener ningún interés por los hom​hres, pues nunca hablaba de su vida sexual.

Sin embargo, algunas socias del club si hablaban. De hecho, las del grupo de los lunes por la

noche no hablaban de otra cosa hasta el punto de que ella se preguntaba algunas vreces si no serían

unas obsesas sexuales. Era curioso ver lo mucho que diferían entre si los grupos de Starlite; las del

lunes se interesaban mucho por las cuestiones sexuales, las de los miércoles se concentraban en las

recetas y las del viernes se mostraban especialmente interesadas por los demostraciones de

maquillaje que les hacía Charmie. Y finalmente estaba el curioso grupo del jueves por la noche, el

cual era más reducido por ser la noche en que la televisión emitía la serie de Los intocables y

ninguna mujer norteamericana se hubiera podido apartar de Robert Stack. Starlite había crecido hasta

el extremo de rebasar sus antiguos limites del sábado por la tarde ahora estaba integrado por once

grupos (uno por cada noche de la semana, tres el sábado y tres el domingo) con un total de 342

socias. Todo ello en menos de un año.

El desarrollo se había producido a través de la propaganda oral. Una prima, una amiga o



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