Las Zonas Oscuras De Tu Mente by Ramiro Calle

Las Zonas Oscuras De Tu Mente by Ramiro Calle

Author:Ramiro Calle
Language: es
Format: mobi
Published: 2011-08-19T22:00:00+00:00


15. Sensualidad desmesurada

La mente está conectada con cinco sentidos y ella misma, de acuerdo con los sabios de Oriente, es el sexto sentido. Los cinco sentidos producen sensaciones sensoriales y la mente produce sensaciones mentales (como cuando tenemos un recuerdo, imaginamos o nos deleitamos con una fantasía). Los cinco sentidos se encargan de percibir y producir las sensaciones, pero es posible gracias a la mente, que es el órgano de percepción y cognición. Los sentidos son como ventanas abiertas al exterior: al entrar en contacto con el objeto sensorial dan lugar a la sensación correspondiente.

Las sensaciones pueden ser placenteras, displacenteras o neutras, es decir, agradables, desagradables o indiferentes. Las agradables nos producen goce, y el aficionarnos a ellas, querer repetirlas e intensificarlas, querer retenerlas y seguir disponiendo de ellas nos provoca apego o aferramiento. Por su parte, las sensaciones desagradables queremos apartarlas, evitarlas como fuere, y nos provocan aversión, antipatía y odio. Las sensaciones neutras nos suelen provocar aburrimiento, embotamiento y ofuscación. Por no saber relacionarnos con las sensaciones ya creamos muchos errores básicos de la mente, pero ante todo las denominadas tres raíces de lo insano (ya ampliamente indagadas): la ofuscación, la avidez y la aversión, que dan lugar a tantos otros errores básicos de la mente.

El problema no es el disfrute. El disfrute es natural y se produce cuando algo nos agrada. Puede ser un disfrute material o inmaterial, mundano o supramundano. Pero del mismo modo que no sabemos manejarnos con el sufrimiento (añadimos sufrimiento al sufrimiento debido a la aversión, queriendo evitar lo inevitable o añadiendo sensaciones dolorosas mentales a las sensoriales o sufriendo mucho más por no querer sufrir lo necesario, imprescindible e inevitable), no sabemos relacionarnos con el disfrute y a menudo, por un enfoque equivocado, lo convertimos en el preludio del dolor. El apego frustra el verdadero disfrute y origina una ansiedad compulsiva que esclaviza a la persona, obsesivamente pendiente de lo que le gusta o disgusta y, por tanto, sin paz interior ni entendimiento claro. Acumula así más y más errores mentales, densificándolos en lugar de irlos superando o debilitando.

Pero vamos a hablar de la sensualidad, del deseo y del apego. Hay deseos naturales que a nadie perjudican; hay deseos que son muy nocivos para nosotros o para los demás y hay deseos artificiales. Hay que saber proceder sabiamente con el deseo y el disfrute. Pero el sensualismo desmesurado ni siquiera reporta disfrute, sino ofuscación mental, codicia desmedida y compulsiva y mucho dolor para uno y sobre todo para las otras criaturas. Por el afán de satisfacerlo, muchas personas acarrean enormes daños a otras criaturas. El desmesurado sensualismo ciega a la persona, endurece su corazón, la convierte en una adicta de sus propios placeres a costa de todo y nada la detiene en su ansia por satisfacer sus compulsiones sensoriales. Es una voracidad o «sed» que todo lo consume y de todo trata de apropiarse; que tiende a acumular, acaparar, conseguir a toda costa, poseer egoístamente.

Todo en esta sociedad estimula el deseo sensorial



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