Star Wars 126 - Estrella de Cristal by Vonda N. McIntyre

Author:Vonda N. McIntyre
Language: es
Format: mobi
Tags: Ciencia Ficción
ISBN: 8427020031
Publisher: Martinez roca
Published: 2012-02-23T14:04:08+00:00

99

Jacen miró a su hermana, y Jaina vio que le temblaban los labios.

—Pero los Guardianes podrían hacerle daño igual que hicieron con los myrmins —dijo.

¿Cómo podrían hacerle daño a un dragón? —preguntó Jaina. ¡Con sus espadas de luz!

—¡Estarían demasiado asustados! Apuesto a que ni siquiera se le acercarían...

—Bueno, pues entonces con un desintegrador —dijo Jacen. —Oh. Sí, claro.

Quizá podríamos distraerla —dijo Jacen con voz pensativa. —Pues será mejor que lo hagamos deprisa —dijo Jaina. —Necesito algo para tirárselo —dijo Jacen.

Miró a su alrededor, pero sólo había arena.

El dragón fue hasta la valla y frotó un hombro recubierto de escamas y protuberancias contra el alambre mientras cerraba los ojos y dejaba escapar un gruñido de felicidad.

Si Jaina pudiera utilizar sus capacidades, no le costaría nada distraer al dragón. Si unía sus fuerzas a las de Jacen, tal vez incluso serían capaces de detener al dragón; pero Jaina pensó que eso iba a resultar bastante difícil si no contaban con la ayuda del tío Luke.

—¡Ya lo sé! —exclamó, y sacó la multiherramienta de su bolsillo.

Jacen se apresuró a extender las manos hacia ella.

—¡No, espera! —Jaina apartó la multiherramienta cuando los dedos de Jacen ya estaban a punto de cogerla—. No se la tires.

Abrió la lente. Después hizo que la luz se reflejara en ella y paseó los destellos por el suelo delante del dragón.

—Es muy bonita, ¿verdad? —preguntó Jacen.

El dragón abrió los ojos y vio el punto de luz concentrada procedente de la lente de Jaina. El enorme animal dejó escapar un resoplido y bajó la cabeza. Jaina le pasó la multiherramienta a Jacen, sabiendo que siempre había sido mucho mejor que ella a la hora de tratar con animales.

Jacen fue moviendo la luz lo más cerca posible de las patas delanteras del dragón, que enseguida puso una pata en el sitio donde estaba la luz. Después tuvo que poner la otra pata encima de la primera, pero ni aun así consiguió tapar la luz. El dragón sacó la primera pata de debajo de la segunda, perdió el equilibrio y dio una vuelta de campana completa mientras bufaba y se retorcía frenéticamente. Después se levantó de un salto y miró a su alrededor buscando la luz.

Jacen la fue moviendo de un lado a otro para que la persiguiese. El dragón se lanzaba sobre la luz, haciendo temblar el suelo cada vez que aterrizaba y levantando enormes chorros de arena.

Jaina rió de puro deleite.

Los otros niños ya se habían congregado detrás de Jaina y Jacen para ver jugar al dragón.

Jacen hizo bailar la luz delante del dragón, que correteó de un lado a otro saltando velozmente en un intento de atraparla. Jacen hizo subir la luz por la ladera del desfiladero que se alzaba al otro lado de la valla. El dragón arañó la roca con sus patas delanteras y desprendió trocitos de piedra con sus uñas. Después lanzó un alegre rugido y empezó a menear la cola.

Jacen se había estado acercando poco a poco a la valla, y fue cruzando la franja de arena prohibida hasta quedar pegado al grueso alambre de la valla.

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