(La Sombra 004) La Amenaza Roja by Maxwell Grant

Author:Maxwell Grant
Language: es
Format: mobi
Tags: det_police
ISBN: 9788485922062
Publisher: Centro Autónomo Trabajos Editoriales Miguel Badia
Published: 2011-04-21T22:00:00+00:00

Cranston abrió el sobre y leyó el mensaje. Era del Príncipe Zuvor. Llevaba el membrete de un hotel de Nueva York. Cranston leyó la nota de una mirada. Decía así:

«No podré reunirme con usted en el Club, como esperaba. No podré ir por ahí hasta fines de esta semana. Esta noche estaré en casa. Si quiere usted venir, será bien acogido. Pero recuerde...»

La brusca terminación del mensaje era una advertencia relacionada con la conversación anterior, en la que el Príncipe Zuvor le había revelado los peligros de que estaba rodeado. La nota estaba firmada con el nombre de Richard Albion.

Cranston salió del Club Cobalto y llamó un taxi, en el cual se hizo conducir directamente al domicilio del Príncipe Zuvor.

Cuando llegó a su destino, permaneció un momento contemplando la casa desde la calle. No pareció observar un sedán que estaba parado junto a la acera de enfrente. Cranston subió los escalones de la entrada y llamó al timbre.

Fue admitido por el sirviente ruso, que le condujo al piso superior de la casa tan pronto como dio su nombre. Fue introducido en un gran salón; el lebrel se levantó y se acercó en silencio a saludarle.

Apareció el Príncipe Zuvor.

—Esto es un gran placer para mí —dijo con calor—. No esperaba que aceptase usted mi invitación.

Lamont Cranston se levantó para estrechar la mano del Príncipe.

—¿No me esperaba usted? —preguntó.

—No —declaró el Príncipe—. Por supuesto, recuerde usted los peligros de que le hablé. Suponía que tendría usted más prudencia después de considerar el asunto. Mi casa está vigilada; lo prueban esas cortinas, que no son un mero adorno.

Lamont Cranston se encogió de hombros.

—El peligro no me preocupa —replicó—. Algunas veces me gustaría pasar un poco de peligro. Hago una vida demasiado regalada y llega a parecerme monótona.

El príncipe Zuvor miró al perro que estaba cerca de su visitante. Dio una orden y el animal se retiró a un rincón. Luego sus ojos se quedaron fijos en el suelo y Cranston advirtió una expresión de sorpresa en su cara.

—¿Qué le pasa? —preguntó el millonario.

—Nada —replicó el Príncipe Zuvor, levantando la cabeza—. Me he quedado un momento perplejo al ver su sombra en el suelo. Parece deforme y grotesca.

Lamont Cranston se sentó sonriendo.

Download

Copyright Disclaimer:
This site does not store any files on its server. We only index and link to content provided by other sites. Please contact the content providers to delete copyright contents if any and email us, we'll remove relevant links or contents immediately.