El amante de Janis Joplin by Mendoza Elmer

El amante de Janis Joplin by Mendoza Elmer

Author:Mendoza, Elmer [Mendoza, Elmer]
Format: epub
Tags: General Interest
Published: 2010-03-02T14:02:42+00:00


La gente que acostumbraba dormir al escuchar la lancha se extrañó de que regresaran tan pronto. Rebeca bajó de un salto, David la vio alejarse con reciedumbre. Ni las buenas noches me dio, Es que las mujeres son para eso, lo criticó su parte reencarnable, Te exhibiste como un tonto, si tú no lo haces llega otro y mira, tan campante, la deja canturreando. David encendió un cigarro, se recostó en el travesano y sacó el recorte de Janis.

Lo despertó el bullicio de los pescadores. Se incorporó pensando que era hora de ir a marea, pero en eso avistó un grupo que fumaba en la playa. A medida que se acercaba notó que rodeaban un bulto sobre la arena, era la lancha del Capi. ¿Habrán traído un pescadote? Ustedes me conocen, decía el marino, No pensábamos salir a marea porque no tardan en levantar la veda, pero estábamos secos, así que unos kilitos de camarón no nos vendrían nada mal; nos fuimos frente a Avándaro y tiramos unos tarrayazos, no queríamos ir más lejos ¿verdad mi Tibu?, Es la de ahí, Apenas la habíamos empezado cuando oímos un ruido en el cielo, del lado de los manglares, y se fue acercando, al rato vimos que era un boludo, ¿qué hace esa madre aquí?, pregunté al Tiburón, pronto lo supimos, cuando menos acordamos se nos puso encima y dejó caer ese bulto, señaló el cuerpo, ¡Chass!, cayó pegado a la panga, luego se largaron por donde habían venido; pa mí que es un cristiano, le dije al Tiburón, qué onda, ¿lo sacamos?, y ahí lo tienen, con un balazo en la cabeza, ahora la bronca es qué hacer con él. David, que escuchaba en silencio, pegó un grito en ese instante: ¡Chato!, se arrodilló sobre el cadáver, ¿Qué te pasó?, Tranquilo compita, intentaron calmarlo, pero David se puso a llorar con desconsuelo. Chale, dijo el Tiburón, Creo que es conocido de mi compa, el Capí le pasó una botella de tequila casi vacía, Échese el último trago compita, ¿era su pariente?, Mi primo, Ni modo compa, son cosas que Dios manda. Pronto se vieron rodeados de mujeres asombradas, entre ellas Rebeca. En cuanto David la vio la llamó a su lado: Rebeca, es mi primo, el que vivía en la casa, Rebeca lo abrazó, Calmado, mi perro, le dijo al oído, Deja de gimotear, no les des el gusto a estos cabrones, tu primo ya está juzgado de Dios, está descansando. En eso apareció Rivera y no le gustó nada ver a su prometida reconfortando al culichi; para no perder el control permaneció alejado. ¿Vivía en Culiacán?, David afirmó, ¿Sabes cómo llegar a su casa?, Sí, Pues debes avisar, carnal: Tiburón, ordenó el Capi, Consigue la troca de la cooperativa, alguien tiene que llevarlo a la familia, Pero él no es miembro de la cooperativa, protestó Rivera, Esto es una emergencia y no lo vamos a dejar abajo más que pura madre, replicó el Capi, ¿O qué?, enojado parecía inmenso, ¿Hay alguien que no esté de acuerdo?, y Rivera se tragó sus palabras.



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