Chicago 3 - Vicio y virtud by Greg Stolze

Author:Greg Stolze
Language: es
Format: mobi
Tags: Mundo de Tinieblas
Publisher: La factoría de ideas
Published: 2012-01-19T15:53:10+00:00

_____ 6 _____

Steve se mordió las uñas hasta que escuchó la bocina de un coche. Miró por la ventana, desde la misma por la que había estado cotilleando hacía unos minutos, y vio a Aurora al volante de un Ford Taurus de color azul. Tragó con dificultad y recogió su bolsa de gimnasia.

--¿Coche nuevo?

--Se lo he pedido prestado a un amigo --le dijo, mirándole con atención. No arrancó.

--¿Qué?

--¿Cómo fueron las cosas en Perry's después de que me marchara?

Steve entendió perfectamente a qué se refería y sintió deseos de agachar la cabeza por la vergüenza, pero no lo hizo. Estaba acostumbrado a las insinuaciones directas, al fin y al cabo, era profesor.

--Te perdiste un buen concierto. Creo que incluso mejor que la primera vez que los escuchamos.

Aurora negó con un gesto cuando arrancó y se incorporó al tráfico.

--¿Sabes? Eres increíble.

--¿Cómo?

--Me recuerdas a un chico al que conocí. Una vez andaba por ahí con... Bueno, paseaba por el centro de una ciudad y me encontré con un niño histérico que lloraba a mares. Había perdido a su mamá.

--¿Y dices que te recuerdo a él? Pues muchas gracias.

--Olvídalo.

--¿Qué?

--Te he dicho que lo olvides.

Pero Aurora no podía hacerlo. El niño había estado en la oficina de su madre, se había ido a dar un paseo y luego lo habían dejado fuera del edificio y, como no le dejaban cruzar solo la calle, no había podido cruzar de acera para llamar por teléfono o pedirle ayuda a alguien. Podría haber entrado en cualquier tienda o restaurante, pero no había ninguno abierto a ese lado. Ocurrió una soñolienta tarde de domingo. Aurora y Valerie lo vieron y lo ayudaron, llamaron a la policía y se sentaron con él hasta que llegó. No había ocurrido gran cosa pero, para un niño, se convertía en una situación terrorífica. Hasta la noche que rescató a Steve, no había vuelto a ver a nadie tan absolutamente aterrorizado.

Excepto Valerie, pero a Aurora no le gustaba pensar en ello.

--Steve, es una vampira. ¿Es que no lo comprendes? ¡Es una vampira! Una v-a-m-p-i-r-a. No sé qué más puedo hacer para que entiendas que...

--¿Y por eso se merece que la maten sin compasión?

--Estoy bastante segura de que ya lo han hecho con anterioridad. --Sacudió la cabeza--. Tendrás que verlo.

--¿Ver qué?

Ella siguió negando con la cabeza.

A medida que se acercaron al límite de la ciudad, las gasolineras empezaron a escasear y los precios bajaron. Giró hacia una de ellas antes de entrar en la 155.

--¿Tienes que ir? --le preguntó--. Yo voy a hacerlo.

--Yo compraré algún aperitivo. ¿Qué quieres beber?

Cuando volvieron a ponerse en marcha, Aurora parecía haberse relajado un poco. Bebía una Coca Cola Light con lima. Él, por su parte, había comprado un café moka del Starbucks demasiado caro y, entre ambos, yacía una bolsa de ganchitos. Pasaron unos cuantos kilómetros antes de que las puntas de sus dedos se rozaran cuando ambos metieron la mano en la bolsa al mismo tiempo.

--Vale, tengo que hacerte una pregunta --le dijo Steve--. Lo he estado meditando desde la primera noche.

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