Las cosas que no nos dijimos by Marc Levy

Las cosas que no nos dijimos by Marc Levy

Author:Marc Levy
Language: eng
Format: mobi
Published: 2008-01-01T05:00:00+00:00


Una fundita amarillenta cayó del sobre. Julia la abrió. En letras rojas impresas sobre un billete de avión podía leerse: «Fráulein Julia Walsh, Nueva York - París - Berlín, 29 de septiembre de 1991.» Julia lo devolvió al cajón de su escritorio. Entornó la ventana y fue a tumbarse en la cama. Con el brazo detrás de la cabeza, permaneció así largo rato, mirando sin más las cortinas de su habitación, dos trozos de tela por donde se paseaban viejos compañeros, cómplices recuperados de las soledades de otro tiempo.

A primera hora de la tarde, Julia abandonó su habitación para ir al office. Abrió el armario en el que Wallace guardaba siempre la mermelada. Cogió un paquete de biscotes de la alacena, eligió un tarro de miel y se instaló a la mesa de la cocina. Miró el surco cavado por la cuchara en la masa untuosa. Extraña marca que probablemente habría dejado Anthony Walsh cuando tomó su último desayuno. Lo imaginó, sentado a la mesa en el lugar que ella ocupaba ahora, solo en esa inmensa cocina ante su taza de café, leyendo el periódico. ¿En qué pensaría aquel día? Curioso testimonio del pasado. ¿Por qué ese detalle, aparentemente anodino, le hacía tomar conciencia, quizá por primera vez, de que su padre estaba muerto? Basta a veces algo insignificante, un objeto recuperado, un olor, para que vuelva a nuestra memoria alguien que ya no está. Y, en mitad de ese amplio espacio, por primera vez también, afloró su infancia, pese al infausto recuerdo que de ella guardaba. Oyó un carraspeo en el umbral, levantó la cabeza y vio a Anthony Walsh que le sonreía.

—¿Puedo entrar? —dijo sentándose frente a ella.

—¡Haz como si estuvieras en tu casa!

—Me la mandan de Francia, es de lavanda, ¿te sigue gustando tanto esta miel?

—Como ves, hay cosas que no cambian.

—¿Qué te decía en esa carta?

—Me parece que no es asunto tuyo.

—¿Has tomado una decisión?

—¿De qué estás hablando?

—Lo sabes muy bien. ¿Piensas contestarle?

—Veinte años después es un poco tarde, ¿no te parece?

—¿Esa pregunta es para mí o para ti?

—Hoy en día seguro que Tomas está casado y tiene hijos. ¿Qué derecho tengo a volver a aparecer en su vida?

—¿Un niño, una niña, o gemelos tal vez?

—¿Qué?

—Te pregunto si tus habilidades de vidente te permiten saber también cómo es su familia. Bueno, ¿qué?, ¿niño o niña?

—Pero ¿de qué estás hablando?

—Esta mañana lo creías muerto, quizá vayas un poco de prisa con tus conjeturas para decidir lo que ha hecho con su vida.

—¡Veinte años, maldita sea, no estamos hablando de seis meses!

—¡Diecisiete! Tiempo de sobra de divorciarse varias veces, a no ser que se haya cambiado de acera, como tu amigo el anticuario. ¿Cómo se llamaba?, ¿Stanley? ¡Sí, eso es, Stanley!

—¡Y encima tienes la cara de hacer bromas!

—Ah, el humor, qué maravillosa manera de lidiar con la realidad cuando ésta te golpea en plena cara; no sé quién dijo eso, pero qué razón tenía. Vuelvo a hacerte la misma pregunta, ¿has tomado una decisión?

—No hay ninguna decisión que tomar, ya es demasiado tarde.



Download



Copyright Disclaimer:
This site does not store any files on its server. We only index and link to content provided by other sites. Please contact the content providers to delete copyright contents if any and email us, we'll remove relevant links or contents immediately.